Nuestra historia

Cuando iniciamos la creación de nuestro Centro Vasco de Santa Cruz “Hegoalde Argentinarra” (hegoalde=sur; argentinarra=argentino) quisimos conocer la experiencia de los tantos CV, que son muchos, unos 200 en actividad. En nuestro país más de 3,4 millones de sus habitantes somos vascos por nacimiento, herencia de sangre y apellido; es la mayor comunidad de la diáspora fuera de Euzkal Herría (herría=territorio), y junto a los residentes en Uruguay se iguala la población de la Comunidad Autónoma País Vasco de la península ibérica. Estuvimos en la Semana Nacional Vascoargentina (Necochea 2005 y Córdoba 2006), una fiesta en la que todos los años se reúnen 5 o 6 mil hijos, nietos, bisnietos de euskaldunes; y nos asesoramos con ”vasquistas” de la talla del profesor Mikel Eskerro (un patriarca de la comunidad en la Argentina), para terminar entendiendo que en el “Norte”, sobre todo pampas Seca y Húmeda (a la provincia de Buenos Aires la “hicieron” los vascos, suelen decir) el arraigo de la tradiciones y la cultura de nuestros antepasados es tan grande que iconos como la Ikurriña (bandera nacional), el “Guernikako Arbola” (himno “Árbol de Guernica”), el idioma euskera (originado en la Edad de Piedra), la txapela (chapela=boina) y las fiestas étnicas, cosas que por ahora para nosotros pueden ser sólo curiosidades, son tratadas con familiaridad y resultan naturales en la vida cotidiana. Nuestra Río Gallegos tiene una constitución sociológica típica de “ciudad de frontera” a lo que se agrega su condición de lejano “confín”, un “far south” para las provincias “históricas”. Hasta aquí llegamos, desde hace cien años los primeros y mucho menos tantos otros; familias enteras, o solos y a formar familia, cargados de esperanzas e inquietudes, pero también el recuerdo y el sentimiento puestos en los lugares de origen. Nos quedamos y, pasados los años, la nostalgia se va diluyendo y sentimos mucho más nuestro este lugar en el mundo. Así, los que nacimos o que llegamos para quedarnos, construimos día a día un arraigo que nos permite hoy buscar y atesorar nuestras raíces originarias que, en el caso de la Madre Patria Vasca, son milenarias. Sabemos que no será fácil poner en marcha los proyectos y las actividades que en un principio nos planteamos, pero como buenos vascos: decidimos hacerlo, y será, será, será.